Long-ohni
Confieso que tengo la extraña costumbre de no festejar mi cumpleaños sino más bien (con voluntad diaria) festejar mis no cumpleaños pues tengo una idea particular y tal vez exótica acerca del significado de los cumpleaños. Si bien es una conmemoración del día en que se ha venido al mundo, es también, cada año, la marca tangible de que se nos ha ido un año más de vida, es decir, tendrremos uno menos por vivir. De ahí, supongo, la costumbre de festejar, armar toda una estantería para ponerse uno alegre o, de otra forma, crear un escenario como para que la conciencia de un año menos resulte menos presente y dolorosa. Digamos que con un poco de buen vino, la vida luce mejor.
De todas formas, cumplo con el pedido: Nací un 2 de octubre, a saber, el Día de los Niños Pobres, o también llamado el Día del Centavo y luego el Día del Kilo. ¿Una rareza?. No. Tiene su historia y la cuento por si alguien no la conoce.
Instaurada la Casa de Niños Expósitos (no me acuerdo en qué año, pero lejos ya) el gobierno instauró el 2 de octubre como Día de los Niños Pobres. En ese día, la gente pudiente debía recordar que existían niños pobres y lavar sus conciencias acercando algún acto de caridad y beneficencia. Más tarde, cuando esa Casa pasó a llamarse Casa Cuna y quedó en manos de las Damas de Beneficencia, el 2 de octubre pasó a llamarse, de facto, Día del Centavo a raíz de que ese día las Damas sacaban a unos cuántos niños huérfanos o abandonados y los colocaban en las esquinas paquetas de Buenos Aires junto a un gran caldero en el que la gente que pasaba, por piedad y tal vez tocados por esas caritas tristes y miserables, tiraba un centavo. Detrás, las Damas, con sus pieles y joyas, custodiaban el espectáculo de esta miseria expuesta en la vía pública. Pasaron los tiempos y los centavos terminaron por valer poco y nada, así que ya no se pedían centavos sino kilos de algo para comer. Así terminó denominándose Día del Kilo pues en el caldero habría ahora que echar un kilo de arros, de azúcar, de fideos, de polenta o de lo que fuera. Esta práctica se suprime a los 20 días de asumido el General Perón en su primera presidencia, pero queda en la memoria la denominación para ese día del año que viene a ser el día en que nací.
Por tanto, soy de Libra con ascendiente en Cáncer, esto es, aire y agua, ni quemo ni se me puede retener en las manos; si el aire se agita, las aguas se ponen tempestuosas, si el aire es calmo, las aguas son dulces y confiables, pero de cualquier forma, aire y agua corren en libertad.
con mi abrazo siempre
long
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