miércoles, 23 de noviembre de 2011

Respuesta a las voces de hoy



Hoy llega tu joven voz a mis oídos y es como si clavaras una puñalada en mi pecho. Recuerdo cuando que cuando yo tenía tu edad, yo no tenia dos centavos para frotarlos. Miraba a mí alrededor a los viejos, esa generación que vivió durante la depresión, ellos vivian como pobres pero tenían guardada una verdadera fortuna. Nunca los envidie, ni les negué el derecho de tener lo que ganaron con el sudor de su frente.
Yo viví en tiempos de transición, durante mis años de labor, gracias al presidente Reagan, las uniones comenzaron a perder terreno y vimos como se fueron esfumando nuestros beneficios. Te cuento que nunca vestí trajes de marca ni derroche en gustos ni superfluidades. Siempre mire cómo ahorrar lo poco que ganábamos mi esposo y yo.

Como no conocía el teje y maneje de la Bolsa de Valores nunca inverti en ella. Invertí en lo que conocía y compre una casa la que pague lo más antes posible y luego compre otra y así transcurrió mi vida. No, no tengo tanto dinero como para movilizarme en el ámbito de los poderosos, ni si quiera tengo en mi colchón la cantidad que ahorraron los de la generación anterior, esos que fueron niños durante la depresión.

 Escucho tu voz que reclama que no tengo derecho a vivir en una casa grande, ni disfrutar de lo que tengo y quieres saber el porqué los viejos tienemos más dinero que los jóvenes.La respuesta es muy sencilla querido joven, son cincuenta años de ahorro y de trabajo. Lo que duele es que tú piensas que no tenemos derecho a lo que ganamos con sudor de nuestra frente y que ahorramos por que vivimos una vida frugal y honrada. Escucho tu voz y pienso en lo que deseas. ¿Quieres que yo apreté el gatillo o lo harás tú?

Maria Fischinger