Buenos Aires
Ha pasado tanto tiempo desde la última carta. Tanto, que apenas puedo recordar cómo confeccionar una misiva.
Ya sé. Estarás riéndote del comentario -es como si te viera-pero es la verdad, mis dedos no recuerdan el cómo ni el porqué.
El intento lo haré igual; tanto vale el que sepas de mí como el mi alma se descubra ante tus ojos.
El tiempo pasó y sin embargo, es como si estuvieses aún aquí, como si tus latidos sonaran cerca.
¿Cuándo fue que decidiste irte? ¿qué te llevó a ese repentino exilio sin pedir permiso, sin avisar?
No importa. Lo importante es que sepas que crecí, que sigo aquí, que en mis manos guardo tu perfume y tu voz.
Volveré a escribir. Aún siento que puedo decirte tanto, como cuando te leía mis historias al dormir la siesta; como cuando te santiguabas de miedo ante mis letras.
Hasta luego abuela.
Te extraño desde ese 1988 que decidiste dormir eternamente , sin mis lecturas.
Liliana Varela
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