DÍA GRIS
Hoy solo quiero dejarte unas cuantas frases que recogen algo de cómo
siento el ambiente La lobreguez de mi espacio interno me duele como
un holocausto. Tengo una profunda tristeza que me está arrancando con
saña lo poco que me queda de vida.
Esa nota que me enviaste me ha llegado como bálsamo, ojalá palie
completamente mi dolor. Repito estoy muy triste. Veo el día como si
fuera un canto fúnebre y como si me alistara para ir a mi sepelio.
Quiero poder ver con buena luz pero mi alma ciega a duras penas tantea
a cada paso.
Quiero imaginar a las rosas amarillas que me enviaste, convertidas en
anhelantes y sabias manos que puedan hablar y escribir en cada espacio
de un cuerpo que desea ser tu cuaderno de notas.
¡ Sí señor! No sabes cómo lo deseo.
Y tú, optimista, al que no hay que empujar, que siempre está dispuesto
a decir, a hacer... tu naturaleza como la mía adora las palabras y a
todos los vehículos que las promuevan. Nosotros hacemos prosa o verso
por que el día es gris o porque está brillante, porque salta la rana o
porque el pez se desliza como la legua sobre los senos o el vientre.
Estamos prestos al análisis serio, filosófico o matemático y aún así
vemos en esas fórmulas, asomada, a la sensualidad convertida en
Universos, en originaria nebulosa.
Así somos y nadie nos cambiará y nosotros...
¡Nosotros!
Nos estimulamos en los vuelos de ese mundo.
Así somos...
¡Nosotros!
¿Quién nos puede cambiar?
¡Nada ni nadie!
Está en nuestra esencia, somos ella misma.
Ojalá ella recoja este dolor…
Siempre Tuya.
Ana Lucía Montoya R.
Marzo 2009
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