lunes, 15 de febrero de 2010

Marta, amor mío:

Te amo y lo sabes. Te amo a tí sobre todas las cosas. Por eso quería
confesarte que no soy profesor de Matemáticas, como vengo
diciéndote desde hace un año en el chat: soy de Lengua.


Por eso no supe explicarte, a tí, mi amada, qué es una derivada con
palabras simples y llanas. No fue aposta.


¿Por qué disimulé ante tí, la que todo lo sabes sobre mí, en esto que
te parecerá banal?


Verás: desde que te escribo he renunciado a la gramática. No puedo
escribirte a tí simplemente como "ti". Necesito esa tilde que te
iguala a "tí" ante "mí".


Bien está "tú" y "yo". Pero nunca, nunca jámás, "ti" y "mí".


Oh, Marta, mi amor: no es una paranoia, no es un capricho.
Yo, premio extraordinario de mi promoción, acceso directo, no sabes
cuánto he tenido que sufrir para rebelarme gramaticalmente de
este modo.


¿Lo ves, lo ves cuánto te amo a tí? Tanto más, mucho más que a mí
mismo.


Rafael

No hay comentarios: